viernes, 31 de agosto de 2012

Dirección estratégica de personas y formación por competencias: ejes clave en organizaciones complejas


En este contexto de cambios, la globalización actúa de diversas formas y obliga a introducir nuevas formas de trabajo y mayor tecnología de información y de comunicación.

En consecuencia, se está en presencia de transformaciones vertiginosas sin precedentes, lo que exige que las organizaciones se adapten mucho más rápido a estos cambios y por ende sean más flexibles, permitiendo así que el aprendizaje organizacional sea protagonista de una organización que es capaz de sobrevivir y desarrollarse al compás de la velocidad con que se producen los cambios.

Actualmente cobra relevancia la calidad, el servicio, la flexibilidad, el trabajo en equipo, la organización del trabajo, entre otros y en cada uno de estos aspectos, es clave el RRHH.

Se consideran que es posible interpretar los tres grandes factores, en el marco de las estrategias, que determinan el éxito de una empresa:
1. La industria en la cual está ubicada
2. El país o países donde se localiza
3. Sus recursos, capacidades y estrategias
Es oportuno señalar que la dirección estratégica cobra cada día más importancia, dado el deseo de las organizaciones de anticiparse a los cambios, así como a la necesidad de experimentar transformaciones que subyacen en una plataforma de exigencias cada vez mayores.

Para esto, son cinco los componentes estratégicos que se pueden considerar:
1. Selección de la misión y las principales metas
Corporativas
2. Análisis del ambiente competitivo externo de la organización para identificar las oportunidades y amenazas
3. Análisis del ambiente operativo interno de las organizaciones para identificar las fortalezas y las debilidades de la organización
4. Selección de estrategias apoyadas en las fortalezas y que corrijan sus debilidades con el fin de tomar ventajas de oportunidades y contrarrestar las amenazas.
5. Implementación de la estrategia
El nuevo entorno empresarial se caracteriza, en primer lugar, por la globalización de la economía, la cual agudiza las presiones sobre la competitividad provocando la necesidad de drásticos cambios en la orientación estratégica de las empresas; en segundo lugar, están incidiendo nuevos cambios tecnológicos que han adquirido unos rasgos más pronunciados; en tercer y último lugar, existen nuevas corrientes del management con el intento de salir del entorno tan turbulento existente hasta ahora.

El análisis de los recursos y la capacidad estratégica empresarial está fundamentado en examinar las organizaciones en varios niveles de detalles que incluyen no sólo estructura y maquinaria sino también los RRHH.

La innovación y la flexibilidad funcional forman parte de  los objetivos estratégicos más importantes a considerar a la hora de plantear estrategias de  formación. En este sentido, se debe considerar la innovación por parte de quien planifica la formación y la flexibilidad por parte de quien la ejecuta. No obstante, dos son las estrategias a tomar en cuenta en la formación:
Estrategia de formación específica: el rasgo distintivo de esta estrategia refiere a la búsqueda del conocimiento concreto y ligado a la actividad específica que se persigue. En este sentido, se convierte en el elemento prioritario para la competitividad de la organización.
Estrategia de formación polivalente: el objetivo de la estrategia de formación polivalente, refiere a la amplitud de conocimiento que proporcione trabajadores con una polivalencia funcional.

De igual forma, siguiendo a Barton (1992), citado por Ariza, Morales y Morales (2004), las competencias organizativas esenciales son el conjunto de conocimientos que distinguen y que proporcionan una ventaja competitiva, incorporándose en diversos factores:
•En los conocimientos y habilidades de los empelados
•Los sistemas técnicos, los procesos de creación de conocimientos y su control guiados por los sistemas de dirección
•Los valores y las normas asociadas con los distintos tipos de conocimientos.

Las competencias de las personas están más allá de la redefinición del puesto de trabajo, especialmente cuando la dimensión humana juega un papel preponderante. En esta dimensión las competencias sustituyen el puesto, lo que implica que las organizaciones que aprenden, se desarrollan a través de éstas (Gore, 2004). Resulta destacable plantear los tipos de competencias que se conocen.
Competencias genéricas: serían aquellas que aseguran la transferibilidad de destrezas ocupacionales pues se refieren a comportamientos asociados con desempeños comunes a diversas organizaciones y ramas de actividad productiva (habilidad para analizar, negociar, planificar, interpretar, organizar, negociar, trabajar en equipo, entre otras).
Competencias básicas: son las que se relacionan con la formación y que permiten el ingreso al trabajo: habilidades para la lectura y escritura, comunicación oral, cálculo, entre otras.
Competencias técnicas o específicas: se relacionan con los aspectos técnicos directamente relacionados con la ocupación y no son tan fácilmente transferibles a otros contextos laborales como: la operación de maquinaria especializada, la formulación de proyectos de infraestructura, entre otros.
Competencias tecnológicas: las que facultan el conocimiento y uso de tecnologías usuales.

Los tiempos exigen calidad y efectividad que se expresan en el carácter global, profesional y organizacional en torno a la dirección de RRHH. Para todo ello es necesario fortalecer como estrategia los planes y acciones de formación por competencias de las personas, como un proceso integral que centra su esfuerzo en el mejoramiento profesional incrementando el adecuado manejo de las relaciones interpersonales y laborales de las organizaciones, por cierto bastante conflictivas en la actual realidad empresarial.

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